Mi experiencia como AU PAIR, fue con una familia que vivía en un pequeño pueblo al sur de UK. Empecé en agosto y tuve una buena acogida, aunque la familia tenía sus peculiaridades y nunca me hicieron sentir como una más. El caso es que acordamos mis días de vacaciones de navidad para poder comprarme con antelación los billetes para navidad. Recuerdo que el mes de noviembre se me hizo eterno. Pero finalmente se iba acercando el día 22 el día que volaba desde Stanted, aquel dia fue una locura. La familia se ofreció para llevarme a la estación del pueblo, la cual, después de 2 transbordos me dejaba en Victoria Station. Una vez en Victoria tenía que coger un autobús dirección Stanted. En aquel pueblo estuvo toda la noche nevando, pero cuando yo me levante solo había un escenario blanco, no nevaba. Cuando el padre de la familia fue a coger el coche sucedió el primer problema, el coche no lograba arrancar, se había quedado sin batería, aun así aquel hombre, cabezón quería por todos los medios que aquel coche arrancase. Finalmente, pasados unos 30 minutos, la madre llamo a un taxi y el taxi me llevo a la estación. Me dijeron que el taxi me lo pagarían ellos, porque prometieron llevarme, pero cuando llego el taxi se olvidaron de darme el dinero, y lo page yo “perfecto, 15 pounds con los que pensaba comer algo antes de volar a España” pensé. Ah! menos mal que el taxista se apiado de mí y me dejo en la segunda estación y me ahorre hacer transbordo. Una vez en aquel tren me encontré con unos chicos que iban a una despedida de solteros, ellos me ayudaron a subir y bajar, más tarde, mis pesadas maletas, ¡todo un detalle!. También me invitaron a cervezas, pero decline la invitación, pues beberme una cerveza a las 9 un frío 22 de diciembre no era lo que más me apetecía, pero al menos tuve un viaje entretenido. A las 11.30 salía mi autobús, así que almorcé mi bocadillo en la estación y luego fui en busca del autobús. El autobús estaba repleto de gente, a mi lado una madre con un niño maleducado de unos 3 años, que gritaba y pegaba a su madre, que tosía en mi cara, sin ponerse el brazo delante, se sacaba los mocos con sus manos y luego me quería tocar la cara y el pelo, yo me apartaba y la madre me decía “es un niño, solo quiere jugar”, “te quiere acariciar y lo rehúyes”, mi cara era un poema. Más tarde el niño se puso a llorar, no tenía fin. Estuvo llorando como 30 minutos, pero los 5 primeros minutos olí que seguramente el niño lloraba por que tenia gases, luego creo que el niño se hizo caca, porque aquello era insoportable. Faltaba media hora para llegar al aeropuerto cuando de repente le pasa algo a la rueda, en mitad de la carretera. Allí nos tuvieron 2 horas de reloj para cambiar la rueda o no sé qué historias. Los cristales estaban empañados, el conductor hablo muy rápido y no lo entendí, solo sé que dijo que no nos preocupásemos. Los compañeros de delante eran árabes y tampoco lo entendieron, detrás de mi había una chica francesa que estaba de viaje con su chico y no sabía inglés, su novio si pero dormía. La histeria de la gente se hizo patente enseguida, no podíamos salir del autobús, el niño no dejaba de llorar, el autobús olía mal, a comida a 50 personas encerradas y a caca de niño de tres años. Yo quería bajar de allí. Pero eso no fue todo, la mujer de mi lado, se puso a darle de comer al niño, aquel olor era insoportable, tenia nauseas, el niño tiro la comida a mis pies en una de sus pataletas, pero bueno me lo puedo quitar, no pasa nada…Por fin arranco el coche,¡ no veía el fin!.La gente comenzó a aplaudir cuando vieron el aeropuerto, yo desde mi posición poco podía ver, pero lo intuía. Bien, pues antes de bajar, el niño termino su comidita a duras penas y luego, yo me aguante las nauseas, pero el niño, como niño que es no pudo y vomito encima mío, si,si. Después de un viaje de unas 8 horas, llegue al aeropuerto con regalo.
Mi vuelo salía a las 5 de la tarde, como tenía un par de horitas me cambie e intente limpiar aquello, más que nada porque no quería tirar los pantalones, aunque sí que me tuve que deshacer de una bufanda, pues se llevo la peor parte. Facturo la maleta, sin ningún problema y me dirijo al control, oigo sobre mi vuelo, miro la pantalla CANCELLED. NO ME LO PODIA CREER. Fui a la ventanilla de la compañía y me dijeron que estaban cancelando todos los vuelos debido a la nieve, que cuando el tiempo se calmase nos dirían algo. Pase la noche del 22 con mi maleta de mano, pues no nos querían devolver la facturada, para no volver a hacer ese trabajo. El día 23, no fue mejor día, había dormido poco en el aeropuerto, había dejado a mis padres preocupados y tenía que estar alerta por si había algún cambio. Lo único que conseguí fue saber que mi vuelo estaba cancelado que no sabrían cuando iban a dar el alta, ya que habían cancelado la mayoría de vuelos, que la compañía no se hacía responsable ya que era por un problema meteorológico .Me devolvieron la maleta facturada. Pero aun así, pensé que se solucionaría, llame a mis padres, ellos me dijeron que me quedara en un hotel cercano, pues las chicas de la compañía tenían mi número. Llamé a mi chico, me tranquilizo, me dijo que no pasaba nada, que él podía coger unos días y venir a verme. Él lo dijo con la mejor de las intenciones, pero yo era la que quería estar allí con ellos. Cuando colgué el teléfono, empecé a llorar, no tenía fin. Tenía mucha ilusión puesta en aquella navidad, quería y necesitaba pasarla junto a mi familia y mis amigos, a los que llevaba 4 meses sin ver. Sin ninguna esperanza, el día 23 a las 8 de la mañana me fui a un hotel, toda cargada. Me duché, lave la ropa vomitada mejor y la puse a secar. Después de secarme el pelo, baje a comer algo, pues desde el bocadillo de Victoria Station no había comido nada. Nadie me llamo. Me fui a dormir, necesitaba descansar bien. Sobre las 4 de la tarde me fui al aeropuerto, me tome una hamburguesa y pregunte de nuevo sobre mi vuelo, lo mismo, estaba cancelado, y su compañía, de momento no volaba.
Me resistía a volver al hotel, pregunte en otras compañías, busque en internet y nada. Me volví al hotel. Llamé a mi host family, era mejor pasar las navidades con ellos a pasarla sola. Pero me entro un cansancio, no sabía lo que me pasaba, como si tuviese calentura, me quedé dormida, Era todavía de noche cuando me despertó una llamada, en 4 horas desde otro aeropuerto salía un avión con una plaza, di mis datos mientras me arreglaba y cogía el autobús hacia el aeropuerto. Podría perderlo, pues desde ese aeropuerto me iba al otro donde salía mi ansiado vuelo. Llegue, facture, fui a pasar el control “la historia no se repite”, pensé. Mire la pantalla y corrí hacia la puerta de embarque, nunca había corrido tanto en mi vida, aquel aeropuerto era grande y no lo conocía. Antes de volar, caí en la cuenta, yo soy de Santander y el avión ¡llegaba a Madrid!. Llamé a mi chico para que me comprase un billete de tren o bus, apague el móvil y despegamos. Llegué a Madrid, fui a buscar la maleta, llamé a mi chico para saber a dónde tenía que dirigirme. Ya estaba más cerca, ¡no me lo podía creer!. Por fin las cosas me iban bien, lo que no podía imaginarme es que podían ir mejor. Llegue para dirigirme a la estación de trenes cuando alguien en ingles se dirige a mí, me giro y efectivamente,¡ era mi chico! El pobre vino a por mí, me llevo a comer un bocadillo de calamares, dimos una vuelta y antes de que anocheciera estábamos en Santander. Desde entonces vuelvo a disfrutar de la navidad con la misma ilusión que cuando era una niña.